La Batalla de San Pedro: Un Capítulo en la Historia de San Pedro Navolato
San Pedro Navolato, conocido por su rica tradición agrícola y cultural en el estado de Sinaloa, alberga no solo historias de desarrollo y progreso, sino también relatos de resistencia y valentía. Entre estos relatos, «La Batalla de San Pedro» se erige como un episodio significativo que, aunque no ampliamente documentado en fuentes nacionales, forma parte del imaginario colectivo de sus habitantes.
Contexto Histórico
Para comprender la importancia de La Batalla de San Pedro, es esencial situarla en el contexto histórico de la región. A finales del siglo XIX y principios del XX, Sinaloa fue escenario de múltiples conflictos derivados de la Revolución Mexicana, luchas por el control de tierras y recursos, así como enfrentamientos entre comunidades locales y fuerzas externas que buscaban imponer su dominio.
Causas del Conflicto
La Batalla de San Pedro surgió principalmente por disputas territoriales y económicas. San Pedro Navolato, con su próspera producción agrícola, especialmente la caña de azúcar, se convirtió en un punto de interés para hacendados y empresarios que buscaban expandir sus operaciones. La resistencia de los agricultores locales, liderados por figuras prominentes de la comunidad, fue fundamental para mantener la autonomía y el control sobre sus tierras.
Desarrollo de la Batalla
El enfrentamiento se desencadenó cuando un grupo de colonos externos intentó ocupar tierras fértiles alrededor de San Pedro Navolato. Los habitantes, organizados bajo el liderazgo de líderes comunitarios y agricultores, se prepararon para defender su territorio. Utilizando tácticas de guerrilla y aprovechando el conocimiento del terreno, los defensores lograron repeler varios intentos de ocupación.
Batalla
Las tropas de Gazielle y Bel-Kassam, desembarcaron, en el barco de guerra a vapor Lucifer, en Altata, a setenta kilómetros de Culiacán. Las fuerzas de Antonio Rosales se enfrentaron a los franceses en San Pedro, el 22 de diciembre de 1864. Las fuerzas mexicanas colocaron trampas de nopales, que hicieron que la caballería francesa retrocediera. Con sólo 264 hombres1 y cuatro viejas piezas de artillería, las fuerzas de Rosales derrotaron a las de Gazielle, que contaba con más de ochocientos hombres, la mayoría de los cuerpos de zuavos argelinos y la Legión Extranjera y contaba con dos piezas de artillería con alma rayada.
Quedaron capturados 98 franceses y sudaneses y el doble de imperialistas mexicanos que los acompañaban. Se les confiscaron armas, banderas y guiones, pero, a pesar de la orden de Juárez de aplicar la Ley de Octubre, imperialista, a los franceses y mexicanos que luchaban junto a estos en represalia porque esta ley ordenaba en fusilamiento sin juicio, de todo mexicano que luchara contra el imperio y los franceses, le perdonó la vida a Gazielle y a todos los prisioneros, a los cuales hizo desfilar como ejército vencido, por las calles de Culiacán.
El diario republicano La Cuestión Extranjera, dirigido por José María Iglesias habló de San Pedro como la verdadera batalla honrosa que fue:
…»…los franceses se movieron en efecto en la mañana del 22 sobre San Pedro, población distante cinco leguas de Culiacán. El coronel Rosales formó en batalla, colocando en su centro cuatro piezas de artillería de montaña, dirigidas por el teniente C. Evaristo González, y un trozo de infantería. En la izquierda situó el batallón mixto, mandado por su comandante el C. Jorge García Granados, y dos piezas ligeras. A la derecha desplegó el batallón Hidalgo, á las órdenes del coronel Correa. La caballería quedó de reserva. La fuerza enemiga colocó á su izquierda traidores, á su derecha franceses con dos obuses de montaña, y en su centro argelinos y mexicanos. Más de media hora duró el fuego de fusil y de cañón. Los franceses intentaron enseguida apoderarse de las dos piezas de nuestra izquierda, lo que evitó el valiente Granados, haciéndolos retroceder, no sin quedar gravemente herido. Continuó la acción: el coronel Rosales ordenó que toda la brigada cargara á la bayoneta. Este ataque general se ejecutó con brío, y en él murió gloriosamente el capitán C. Fernando Ramirez. La bizarría de nuestros soldados hizo perder terreno al enemigo, el cual no dejaba sin embargo de presentarse en actitud imponente. Su resistencia fue tenaz por más de media legua y durante tres horas, hasta que las cargas dadas por el escuadrón de lanceros de Jalisco, mandados por el C. Francisco Tolentino, acabaron de decidir del éxito de la batalla. Los franceses y sus auxiliares tuvieron un número considerable de muertos y heridos, contándose entre los primeros al jefe de los tiradores argelinos y otros tres oficiales. Cayeron prisioneros noventa y ocho franceses, incluso el capitán del “Lucifer”, Grazielle, comandante de la expedición, y seis oficiales mas, y casi doble número de mexicanos. Los expedicionarios perdieron además dos piezas rayadas de artillería, una banderola, multitud de medallas, todo su parque y demás útiles de guerra. Nuestra pérdida consistió en treinta y tantos muertos, y gran número de heridos…La Cuestión Extranjera, N° de febrero de 1865
Consecuencias y Legado
El legado de esta batalla se mantiene vivo a través de narrativas orales, festividades locales y conmemoraciones que honran la memoria de aquellos que defendieron su tierra. Las generaciones futuras son educadas sobre este episodio como un ejemplo de resiliencia y compromiso con el bienestar comunitario.
Preservación de la Memoria Histórica
Reconociendo la importancia de preservar su historia, San Pedro Navolato ha implementado iniciativas para documentar y difundir relatos como el de La Batalla de San Pedro. Museos locales, centros culturales y programas educativos integran estos eventos en su currículum, asegurando que la valentía y el espíritu de resistencia de sus antepasados no se pierdan con el tiempo.
Conclusión
La Batalla de San Pedro, representa un capítulo esencial en la historia de San Pedro Navolato. Este evento simboliza la determinación de una comunidad para proteger sus derechos, tierras y tradiciones frente a desafíos externos. Al mantener viva esta memoria, San Pedro Navolato honra a sus héroes locales y refuerza el valor de la unidad y el esfuerzo colectivo en la construcción de un futuro próspero.